lunes, 22 de diciembre de 2008

Bendita Navidad


“Campana sobre campana y sobre campana una”. ¿Una que? Siempre me lo he preguntado, igual no importa, la canción pierde sentido luego de escucharla tantas veces en un mes, la andanada de villancicos recibidos en diciembre es casi asesina. Bueno fuera escucharlas únicamente en el formato original, desgraciadamente hay que aguantarlas hasta en las malditas lucecitas de navidad, esas que adornan las casas y las hacen vistosas, además de peligrosas (puedes morir electrocutado o incendiado por un corto, además de tropezar con los cables y desnucarte) tienen el tortuoso sonido de una caja musical con las malditas cancioncitas repitiéndose constantemente de manera interminable.

Pero el espíritu navideño nos invade y el sentimiento de paz y amor es reemplazado por la histeria comercial de fin de año, seamos realistas, lo importante de esta fiesta es compartir pero compartir regalos, ese poquito de sueldo que obtienes en diciembre te lo tienes que gastar, y si no gozas de gratificación te gastarás el sueldito de enero, febrero quizás, y más allá. Ripley, Saga y cuanto almacén haya se convierten en mercados de la peor calaña, en esta época es más agradable comprar en “La Parada”, hay menos ladrones (todos se reparten en otras zonas estratégicas) huele mejor (en verano todos apretaditos en esos Bunkers sin ventanas es alucinante) hay más orden (la gente es capaz de arrancarse las cosas de las manos o dejarlas tiradas por cualquier lugar) mayor variedad y mejor abastecimiento ( el día 25, cuando todos estrenan ropa nueva, si es que encontraron algo “bonito”, salen a la calle a lucirla y pueden notar la gran coincidencia de gustos que existe) mucho menos ruidoso y caótico (entrar a un centro comercial marea) y lo mejor de todo es que no aceptan tarjetas de crédito (nos mandan a la quiebra con esas deudas, si no tienes efectivo no te lo llevas).

A ver trata de salir de tu casa y llegar temprano a algún lado, tráfico del mal que no necesita mayor descripción. A ver trata de tomar un taxi y que te cobre lo “normal”, es que por navidad pues. A ver que no te pare un policía con cualquier excusa para pedirte para el panetón. A ver que no te asalte una pandilla de niños con cara triste en las esquinas para pedirte plata, si les das otra cosa te escupen. Otra cosa, está prohibido morirte o sufrir algún accidente en esta época, son fiestas, no la cagues. Puedes morir en noviembre, no hay roche ¿pero en diciembre? No te pases, ni a Dios le va a gustar, te va a decir lo mismo: “justo en fiestas se te ocurre”.

Productos pirotécnicos, me gustaba el olor a pólvora y lo identificaba plenamente con esta época, claro que son peligrosos estos juegos, por culpa de algunos niños medio trastornados que jugaban con ratas blancas y demás, prohibieron la diversión de reventar mis soldaditos de plástico y hacer bulla sin que nadie me diga nada, pequeñas explosiones que valían toda una noche buena sin dormir. Cuando eres “grande” ya no es lo mismo, no te emocionas igual, no esperas las sorpresas, es mejor si te regalas tú mismo las cosas, ya no abres regalos en el árbol nevado, ya te cuidas al comer, te das cuenta de que es incoherente tener un árbol nevado en tu casa mientras tu estás en short y sandalias.

Lo mejor que se puede hacer es “relajarse”, pregunta qué quieren antes de regalar, ahorra todo el año para este mes, no tengas hijos, no tengas enamorada (sale carísimo), no comas mucho porque te puedes indigestar, seguir la onda gringa de la época, andar con poca plata en el bolsillo pero sin olvidar las coimas al policía, no te mueras ni te accidentes, consíguete un hueco caleta para comprar tu cohetecillo, y date cuenta de que esto se repetirá una y otra vez por el resto de tu vida, y cambia la letra al villancico para darle mayor originalidad: “tu hermana sobre mi caaaamaaa y sobre tu hermana otraaaa”.