domingo, 12 de septiembre de 2010

Gato no come gato

“Serruchar” a alguien es un proceso difícil, una actividad que requiere planificación y paciencia. El “serruchador” debe estar consciente de que será detestado por mínimo un par de personas, no le podemos negar cierta valentía. Aunque como en todo, hay gamas y tipos de serruchadores, existen los malditos destroza hogares pero también están aquellos a los que les pasa por casualidad.


En el argot criollo “serruchar el piso” significa quitarle a alguien alguna cosa importante mediante artimañas y acciones no tan puras. Te pueden serruchar con el trabajo, con algún puesto en un equipo, pero lo más común es que te serruchen con tu enamorada ¿Por qué utilizo el femenino? Porque por alguna extraña razón muy pocas veces se identifica a una mujer con el acto de serruchar, no sé por qué los hombres tendemos a ser identificados con esas malas prácticas amorosas. Símbolo de machismo supongo, al final la mujer es el trofeo y el hombre tiene que disputar su posesión.


Serruchar tiene sinónimos, como “atrasar”, deben haber escuchado la canción del gringo “atrasador”, aunque no es exactamente lo mismo, cuando te atrasan es que eres un lento, un pobre sonso que estuve tratando de hacerla hasta que vino otro más rápido y la “hizo” antes de que metas el gol. Nótese la afición de los hombres por comparar todo con el fútbol, Dios sabe que somos limitados, pero que igual nos divertimos.

El problema de la serruchada o la atrasada se genera cuando la víctima es tu amigo, tu pata, tu yunta, tu causa, o sea le metes cabe a tu broder. Entre los hombres existe un código no tan secreto, es un código de amistad, un acuerdo tácito: “mi flaca es como tu hermana, no te la puedes comer”. Claro que si la flaca está rica igual la miras de reojo y probablemente le hagas la “sobadita” (como dice Chicho), pero de eso no pasa, no debe pasar.


A veces te encuentras en problemas, por alguna extraña razón te quedaste a solas con la enamorada de tu pata, los dos han consumido alcohol, la música es propicia, no hay mucha luz, y ella insinúa algo como esto: “estoy tan ebria que no podría reconocer a quién me chapo ahora”. Tu papel como buen amigo es correr lo más rápido que puedas y esconderte, pensar en tu bisabuela en bikini, y repetir la frase “cachorritos muertos”, eso te permitirá mantener la cordura por algunos segundos, y escapar o dejarla con otro incauto y librarte del roche.


“Otorongo no come otorongo”, esta frase pertenece a nuestro circense Congreso de la República, pero se puede aplicar tranquilamente a una collera de amigos. “Gato no come gato” le dijeron hace poco a un pata “atrasador” que se adelantó a otro. Yo no veo la mala intención en ninguno, acá expongo un punto importante, estoy convencido que en estos casos la culpable es ella, no me vengan con excusas, si la chica no diera pie a las situaciones incómodas nada incómodo pasaría.


Podemos concluir entonces que las mujeres son el eje central de todo este rollo, provocan la tensión entre los puros e inocentes cojudos que les hacen caso, o favorecen a aquellos vivarachos que solo quieren una “probadita” y nada más. Las serruchadas suelen tener finales previsibles, en el mejor de los casos realmente estaban enamorados el uno del otro y son felices por mucho tiempo sin cruzarse con el afectado (hasta que este lo asimile y consiga a otra). En el peor de los casos, cuando el atrasador es muy mala persona, se aburre de la chica y la deja ni bien puede, ella querrá volver a los brazos del “atrasado” (o retrasado) y si este es muy sonso la aceptará de nuevo.


Y otra cosa que suele pasar, que por cierto me divierte mucho, es que el trío se vuelva más dinámico, o sea que el serruchador gane y se salga con la suya (en este caso con la de otro), pero que ella empiecen a extrañar al serruchado (pobre víctima) y lo busque en algún momento. El triste ex despechado verá la oportunidad de pagarle con la misma moneda al desgraciado que lo atrasó y se comerá nuevamente a la que le fue infiel (pero esta vez con simples ganas de revancha). Ella se confundirá (como todas las mujeres) y le confesará todo al serruchador inicial (si se dan cuenta, en este punto ya todo perdió sentido) quien dolido romperá palitos con la susodicha, la cual volverá corriendo a los brazos del ex, el que no tendrás más remedio que dejarla también.


No se preocupen, ella no quedará tan sola y abandonada, siempre habrá un tercero.


No comparto las malas prácticas del “gileo”, prefiero que las personas no hablen mal de su competencia ni los hagan quedar en ridículo a propósito. También creo que a veces pasa pues, que te enamores de la enamorada de tu pata no es pecado, es ser demasiado mala suerte, pero si todo es bien conversado y nadie perjudica a nadie entonces no hay problema.


PD: Si has sufrido de serruchadas o has sido serrucho, cuéntanos tu historia… no te ayudaremos ni te aconsejaremos, es puro afán chismográfico y cómico.

Este video también es gracioso... aunque no veo la serie, reconozco la originalidad.