miércoles, 2 de febrero de 2011

Charito y mis amigos

Es que le prometí un post y estuve algunos meses pensándola, felizmente Charito está vivita, coleando y chapando, chapando con otro buen amigo, con Anthony (qué pena que esto no es facebook para taggearlos). Parecen estar felices los dos, podría asegurarlo, y van a estar más felices cuando lean esto ¿al menos van a sonreír no? Pero no soy egoísta, discúlpame Charito pero si te hago un post a ti se lo hago a todos, y es que tú eres una de las mejores amigas que algún ser (humano o animal) pueda tener, y una de las cosas buenas que tienes es que no discriminas a tus “amiguis”. Igual eres la protagonista, igual el post a la amistad es tu culpa.

Sé que no les sucede a todos, solo a algunos malasuertosos como yo que se dan cuenta de que la carrera que eligieron no era la adecuada. Problemas broder, o sigues el proceso y eres un profesional renegado toda tu vida, o cambias cuanto antes pidiendo perdón a tus padres y aceptando la alteración de muchas cosas en el día a día. Bueno pues, les cuento que normalmente no es fácil, el cambio que hice fue un tanto traumático (sin dramas). Primero, mi familia gastó un huevo pagando la Universidad Católica, eso te hace sentir mal de arranque; segundo, me iba a una carrera no muy bien vista por mis padres (de Ingeniería a Comunicación), o sea la percepción de que iban a pagar por las huevas; tercero, dejaba un ambiente en el que me sentía cómodo, buenos amigos, enamorada agraciadita, un montón de gente conocida en todas las facultades, y el “prestigio” que daba decir “estudio Ingeniería en la PUCP”.

Averigüé que lo que yo quería estaba en la de Lima, que tenía que cambiarme de lugar y de mundo, que era lo que estaba dispuesto a hacer porque las pasiones son así. Al diablo, llegué como cachimbo porque no había nada que convalidar, a un salón con 32 mujeres y 8 hombres (en la Católica eran como 50 hombres, 2 mujeres y 4 sin género identificable a simple vista). No solo eso, sino que todos eran menores que yo mínimo por dos años, la maldita costumbre de adelantar a los niños en el colegio permitía que la diferencia se alargue en varios casos. Los chibolos gritones conjugaban muy bien con los profesores de primeros ciclos, con clases que parecían hechas para escolares con deficiencias mentales, matemática para dummies hubiera sido mucho level, y la capacidad engreidora de estos personajes para tratar bien a las pequeñas bestias era enternecedoramente agobiante.

No exagero, la frase de una compañera rubia que amaba andar en Aura o Gótica de miércoles a domingo y que tenía como muletilla el “o sea manyas” resume todo: “los pobres no tienen DNI porque viven en pueblos jóvenes y no tienen propiedades”. En medio de esa jungla de calabazas y monos superficiales es que fui descubriendo poco a poco personas de mi tribu, con las que hice “click” al estilo Tula, aunque demoré algunos años en consolidar el asunto.

En mi facultad son raros casi todos menos yo, y así de rara era Charito. La conocí con su “balanceador de energías”, una piedra que colgaba de su cuello que ella decía que le ayudaba a balancear su espíritu con no sé qué diablos más, algo que le había aconsejado su “coach espiritual”. Ante tal discurso pregunté curioso de qué hablaba, lo único que saqué es que emocionalmente algo tenía mal.

Ser antisocial es algo que no dicen muchas personas de mi, pero lo soy, la timidez me come, por lo mismo no conocía a mucha gente en la facultad (aún hoy conozco a pocos). AIESEC apareció de manera casual y me ofreció un espacio social interesante, por ejemplo conocí a Aura (habla pe broster), está zafada pero fue mi primera amiga de la facu, tanto así que el búho pensó que yo y ella teníamos algo, en realidad búho tenemos varias cosas, obsesión por Harry Potter, momentos de hueveo extremo, y una extraordinaria creatividad para inventar tonterías (ella más que yo). Gracias a Aura conocí a la Andrea López, la Vero, y demás compañeras buena onda que ahora son mis broders de la vida, incluso pude trabajar con Lopecín, doy fe de su asombrosa capacidad de pulpo y fuerte carácter tan necesario a veces. Luego, con un viaje a Cajamarca, conocí a Diego (búho) y Anthony (el que ahora se chapa a Charito) y a otros más como Gonzalo, Josema, Silvana, etc.

El búho es un rollo aparte, le agradezco el cariño sincero que me tiene (o creo que me tiene) y sus formas de demostrarlo, a pesar de que a veces es un poco efusivo (sus saludos duelen), también son necesarios esos abrazos que transmiten tanto. El buen Anthony me dateó mucho sobre música andina y otros estupefacientes menos legales, además pudimos hacer una serie de trabajos universitarios que nos valieron felicitaciones de los catedráticos, lo raro es que nunca sabíamos cómo los hacíamos, teníamos la ley de que trabajar bajo presión era más efectivo, siempre relajados y en buen karma. Creo que ese era el secreto de “nuestro éxito”, nos estresábamos poco y lo llevábamos por el lado simple, algo que empezaré a poner en práctica nuevamente porque lo estaba olvidando.

No me olvido de ti Jorge Barreto, solo para que me mandes saludos por CMD (pero quiero en partido de primera, si no nada), solo porque eres popular te tengo que mencionar, sino el blog se me cae. También quiero mencionar a la Claudita Giorffino, promoción de carrera y diplomado (espero que ahora que eres mamá sigas leyendo el blog), a la compañera “hippie Karen” (que antes se quería mudar a Inglatera, pero ahora se conforma con mudarse a Piura), a Mayrita Zeni, Mariel y su eterna coherencia, y tantos otros con los que fui coincidiendo, a los que fui encontrando, y con los que terminé compartiendo.

¿Cuál es el mérito de Charito? Funciona como el elemento cohesionador del grupo, alrededor de ella estaremos todos. Es una de las pocas personas que quiere y demuestra cariño sin límites a sus amigos (nunca tan cariñosa como están mal pensando). Con ella siempre te vas a sentir bien, vengas de donde vengas y vayas a donde vayas. Es desenfadada pero no faltosa, tiene carácter fuerte a pesar de ser bastante sensible. Llora a mares por cualquier cosa pero también te hace reír en cantidades industriales. Yo no sé cómo se hace para ser una persona buena a ese nivel, pero es un muy buen ejemplo a seguir, yo he aprendido mucho y me he soltado bastante, ya estoy mutando a ser un cariñosito gracias a las enseñanzas impartidas.

No puedo dejar de mencionar a mis amig@s aiesecos, pero ellos y los gatos se merecen un post entero, un post AIESEC extreme. Tampoco pueden faltar el Chino, el Chato y el Gordo, los apodos más originales de la tierra no hacen justicia a lo excelentes amigos que son. Pero esto básicamente es para la gente de la facultad, por culpa de Charito…