jueves, 26 de junio de 2014

Se jodió mi polla



Y no es que haya sido una noche desenfrenada, es el bendito mundial que ha desbaratado mis ánimos de apostador. Se jodió mi polla porque muchos de los resultados previsibles se han ido al barro. Creo que ya no hay resultados previsibles en el fútbol, claro, a menos que alguna selección juegue con Perú, entonces ahí lo previsible es el pobre juego de nuestra selección y el marcador favorable para el contrario.

Qué difícil es reconocer que ahora todo es más parejo. Que las cabezas de serie pueden estar en la cola. Que las selecciones sudamericanas han mejorado mucho. Que a los costarricenses ya no puedes agarrarlos de lornas en el estadio. Que la próxima vez que estés boca a boca con un chileno no solo te va a enrostrar que ganaron la Guerra del Pacífico, sino que también eliminaron al campeón mundial en la primera ronda y que han ido a más mundiales que nosotros.

Desespera ver que todos avanzan y tú te quedas, lo peor es que no puedes hacer nada, a menos que tú seas uno de los que saca a chupar a los jugadores de la selección, en ese caso puedes eliminar a tu pata del Facebook y llevarlo a una de esas iglesias evangélicas que te quitan los vicios.

Y pensar que Reimond Manco tenía su espacio en el “DT” de El Comercio cuando jugaba el mundial Sub 17. Ahora podría tener su columna en “El Chino” comentando sobre las vedettes más ricas del momento y los tips para llegar “sobrio” a los entrenamientos. Sería más divertido que leer a los mil millones de fanáticos que envían su aliento a un equipo distinto cada día a través de las redes sociales, las razones pueden ser muchas, desde el atractivo físico de algunos jugadores hasta el gusto irracional por el color de las camisetas.

Ya, sí, claro, el mundial despierta pasiones insospechadas, como cuando te enteras que a tu enamorada en realidad le gustan los piernones musculosos y no los flácidos con piernas de pajarito. O como cuando descubres que varios en tu país tienen nacionalidades dobles y hasta triples, solo porque sus tíos abuelos en tercer grado visitaron alguna vez Francia, Holanda, Costa de Marfil, etc. O cuando ves que hay mujeres derritiéndose por jugadores “churros que sudan como dioses” (sic).

Pero bueno, se jodió mi polla del mundial, siento olor a derrota, así como cuando no completé el álbum Panini que compré entusiasmado o como cuando no clasificamos por enésima vez desde que nací. Más que perder la apuesta me corroe la envidia de ver a otros “mundialistas” disfrutando de esto, celebrando y sufriendo, lagrimeando cuando escuchan el himno, maldiciendo si les metieron un gol. Lo acepto, más que una polla jodida, tengo la esperanza mundialista jodida.