Es un espacio ácido, de sarcasmo, ironía y bilis. Prima (la tuya) la libertad de expresión y opinión especialmente la mía. Se trata de divertirnos con nuestra colorida (huachafa) sociedad. También se publicarán algunas jodas al público en general.
miércoles, 12 de marzo de 2008
Las actuaciones en el colegio...
No me refiero a actuaciones deportivas, académicas o simplemente al desempeño rutinario, común de la mayoría de escolares. Hablamos acá de las insoportables actuaciones artísticas que involucran números preparados por los mismos chicos en ocasiones especiales, llámense día del padre, día de la madre, día del niño, día de San Pedro y San Pablo, inicio de la primavera, final de la primavera, cumpleaños del director, día del maestro, del campesino, y etcétera de festividades que me demoro en enumerar por que no se me ocurría algo para continuar. Al final es lo mismo, no importa que celebren, los actos son aburridas repeticiones de algo que ya se hizo.
Quien no ha visto la representación de “Grease” una y otra vez en diferentes colegios de nuestro país, si Olivia Newton viera los remedos de baile que ofrecen vestidos como payasos fuera de época no volvería a pisar el Perú ni a balas. Ese no es el único número repetido una y otra vez, pasemos al arte lírico, “a cocachos aprendí” pobre y triste personaje que fue maltratado en su niñez únicamente por limitaciones mentales, la falta de retención no era su culpa, ahora sería un niño hiperactivo tratado eficientemente en algún colegio de aquellos a los que siempre quise asistir, por ejemplo los reyes rojos o la casa de cartón (no quiero decir que ahí traten estos problemas, solo sirve para graficar). Pero lo más espantoso no es imaginarse los golpes por no saber la tabla de multiplicar, sino aguantar las mímicas mal hechas por parte de los niños y su voz chillona en el micrófono; abrir los brazos alternadamente cada vez q terminan una frase no es exactamente la representación gestual del arte lírico.
Volvamos al baile, por que al menos recitando poemas puedes despertar el interés por la lectura, pero imitando una coreografía de Britney Spears, lo único que puedes incitar es a los viejos calentones. Pero los bailarines se esmeran, generalmente los más “popularcitos” del salón son los que arman el número, en secundaria por supuesto, por que en primaria aún contratan profesores para que enseñen algún baile típico (pérdida total de dinero) sin embargo rescatan algo de nuestra cultura de vez en cuando. Para la coreografía de la tal Britney es necesario ensayar durante las horas de clase, se hace importante llegar a la perfección para concretar una actuación de calidad en el evento, por supuesto a nadie le importa, pero ellos igual pierden clases con ese pretexto, qué más puedes pedir cuando estudias en el colegio. No contentos con esa ventaja, se animan a ensayar también “a la salida”, entonces la atracción de tan grato momento del día ya no son las “mechas”, sino ver a las más ricas del salón ensayando su bailecito, por ahí que te liga algo, suele pasar, igual es pretexto para perder tiempo, aunque pensándolo bien… los escolares no tienen nada más que hacer (yo tampoco, por eso escribo tonterías).
Pasemos a los “sketchs” ¡aburridísimos! ¿No hay guionistas para eventos de este tipo? Son los mismos hace 50 años, la del empleado que soñó todas las desgracias posibles al patrón, la de Pimpinela o Juan Gabriel con su “querida no me ha sanado bien la herida”, ¡maldita sea! O malditos sean los poco creativos que siguen con la misma vaina cada año.
Aunque asistir como espectador tiene alguna que otra ventaja, puedes divertirte viendo a las madres afanosas tomando fotos a sus hijos vestidos de “cholitos”, de militares, de vedettes (sin excluir edades), o de cualquier cosa que amerite un disfraz. Verlos correr por el maquillaje o alguna falla en el vestuario también es divertidísimo, y las peleas de las madres por hacer que sus hijos sobresalgan son interesantísimas, van desde ponerles faldas más cortas hasta enseñar movimientos de baile nunca antes vistos. Además, si hay donde sentarse, siempre te cae tu pan con algo de cortesía, o, al final, en el aula se arma el “compartir”, compartes puro chizito y gaseosa, te felicitan por tu buena actuación, se toman más fotos, las viejas piensan que su hijo(a) o hija(o) o hijo/hija (especialmente si son bailarines masculinos que se mueven mejor que las chicas) está listo para ingresar en el mundo de Chollywood, no importa si es como vedette o como dueño de una peluquería.
Pobres mis hijos, tendrán pocos recuerdos de sus inicios como figurettis de la sociedad. No es necesario presentar alguna estupidez, refrito, o ridículo para sobresalir, pero cada uno hace lo que mejor le sale, es por eso que en Estados Unidos la industria de las porristas y bailarines es grandísima, se mueven millones de dólares alrededor de coreografías inútiles y repetitivas ¿No te animaría ver una rubia en minifalda saltando y gritando por ti? O mejor aún ¿No te anima ver a Britney en MTV moviéndose con montón de tipas atrás? Pero una cosa es animar, y otra aburrir, y lo que hacen estas actuaciones en el colegio es aburrir al 90% de asistentes, son obsoletas y no convocan espectadores, hay algunos buenos ejemplos de colegios que rompen el esquema, pues habrá que seguirlos.
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