Ellas te van a exprimir…
Primer ciclo en la Universidad de Lima, caminando de una clase a otra con cierto desgano pero siguiendo un poco retrasado a todo mi salón de “cachimbos”. El verano aún no se había ido, lo cual era genial para poder ir con short y sandalias además de recrear la vista con las mini prendas de mis compañeras. Por ser los primeros días del ciclo la gente recién se “manyaba” y normalmente se juntaban por grupos de conocidos del colegio, “barrio” (La Punta o la Aurora son buenos ejemplos de barrio en este caso), lugar de veraneo, club, y centro preuniversitario (la Pre Lima).
Yo no conocía a mucha gente ya que de la Católica pasé a la de Lima, de Ingeniería pasé a Comunicación, de chibolo pasé a viejo, de cachimbo pasé a experto, y de Arequipa pasé a Lima. Resumiendo, tenía que hacer amigos empezando de cero. En ese contexto caminaba divagando solito hasta que una chata rubia rica me abordó con sus dos amigas.
Chata rubia rica: (con matices de coquetería) Hola cómo estás. Me llamo M, ellas son D y A. ¿Cuál es tu nombre?
Oscar: Oscar
A: ¿y vas a entrar a la clase?
D: A mi me aburre un huevo
Oscar: Yo creo que sí…
Chata rubia rica: ¿Oye y tienes carro?
Oscar: (con cara de ¿what the fuck?, pequeña fractura cerebral y cólicos mentales) no, no tengo.
Chata rubia rica: Aaaaa ya, chau, nos vemos.
No miento, eso ocurrió de verdad, aunque A y D eran menos frívolas (las conocí un poco mejor luego) la chata rica tenía un ligero problema de salud mental, complejo de explotadora de hombres, una enfermedad común que afecta a muchas féminas en esta época y que ha contagiado a feas y bonitas, a vedettes y modelos, y hasta a intelectuales reconocidas.
¿Es normal que salgas con una chica a comer y al pagar la cuenta ella se haga la loca o se vaya al baño? O que vayan al cine con un grupo de amigos y al llegar a la ventanilla simplemente te mire, y nada más te mire sin hacer el más mínimo ademán de sacar su billetera. Hay veces que pagas por no hacer roche, otras por querer emborracharla, eso no es broma, he visto a varios destrozando la tarjeta solo por embriagar a una chica, lo malo es cuando las chicas aguantan muy bien el trago y el sonso queda ebrio, encima hace roche, la chica se va con otro y lo embarca en un taxi. Nunca más lo vuelve a ver.
El rollo del auto es básico a estas alturas ¿qué chica quiere salir contigo en combi? Ni tu vieja, y esto es serio, ni tu mami va a querer acompañarte. Las chicas prefieren salir con un tipo que tenga carro, comodidad básica, simple lógica, símbolo de estatus, llámalo como quieras. En el colmo de los males, ahora las ellas seleccionan el tipo de carro y la marca, es que no es lo mismo subirte a un Tico que a una BMW X7 del año. Bajo esta premisa, no es lo mismo que salgas con Stephany Cayo que con Florcita Polo, desgraciadamente lo bueno cuesta más.
Y salir a comer, a todos nos gusta comer, además es la excusa perfecta para lucirte. Aunque últimamente, por culpa de Gastón Acurio, todos los huariques son caros, ya no se puede utilizar esa treta de “conozco un hueco buenazo, está en el mercado pero es limpio”, ahora el hueco maldito te cuesta igual que cualquier restaurante promedio. Por otro lado, cualquier restaurante promedio te saca entre 30 y 40 soles por persona. Mientras van comiendo ruegas al cielo que no se acabe la chicha o limonada que pidió tu pareja (un vaso más implica un huevo más de gasto), suplicas al cielo que no se le ocurra pedir ni entrada ni postre, y te haces el loco al momento de pagar para que ella no vea que le dejaste un sol de propina al mozo (caletaza pusiste la moneda). Sí, hay veces que en nuestra cabeza suena la frase “aunque sea deja para la propina pues maldita” mientras dejas el sencillo que ibas a usar para tu taxi.
A quién no le ha pasado esa que sale con alguien y mete la excusa de “no tengo hambre, pide tú no más”, es básica para todo lugar y circunstancia. En el bendito cine la canchita cuesta más que la entrada, a menos que vayas a ver la película en 3D, lo cual hará que la entrada cueste más caro que la máquina de hacer canchita. El cine es el lugar mágico en lo que casi todo se multiplica por dos, la cuenta también se multiplica por dos, es tanta la costumbre para los hombres que si vamos solos igual pedimos dos entradas, por si las huevas.
Cuando era pobre extremo (ahora soy misio no más) tenía que dejar a mi linda ex enamorada en su casa. Como tomar combi a las 3 am no era muy fashion que digamos y ella vivía en una zona bien paja de Lima, tenía que llevarla en taxi. Las mujeres cuando salen de juerga están acostumbradas a llevar maquillaje, celular, cámara, hasta he visto faldas o vestidos para cambiarse según la ocasión ¡pero no llevan plata! A ellas les sale gratis todo, o bien porque tienen a un gilero al lado, o por que se encuentran a un gilero a donde vayan. Como mi ex era normal (con varios episodios de paranoia e histeria) ella tampoco llevaba plata, por lo que yo pasaba juntando toda la semana el sencillo que ahorraba pagando medio pasaje, lo que normalmente daba un total de 10 soles.
Ese dinero tenia que ser suficiente para dejarla en su casa decentemente en un taxi, aparte tenía guardado S/. 1.50 a S/.2.00 para llegar en combi mañanera y poder dormir bajo techo. Caminaba desde su edificio (Chacarilla, del puente Primavera a la derecha unas 5 cuadras largas) hasta la avenida Aviación, y ahí esperaba algunas cuantas horas hasta que pasen esos carros que toda la noche van a Barranco y Miraflores, esos que parecen el bus parrandero, solo levantan borrachos, algunos deprimidos, y varios tramposos que salen de “telos”, parques o calles oscuras. Todo por no dejar que ella corra peligro o pase un mal rato, o también para que no se la lleve otro galifardo que la caliente en el camino, y para el chape bravo de despedida (que incluye paleteo). Al final igual rompimos ¿no?
Y a pesar de que lo converso mucho y salgo con chicas que no son exprimidoras, igual seguiré pagando feliz, igual seguiré pidiendo la cuenta yo, igual seguiré caminando miles de cuadras cuando sea necesario, y no por el retorno de la inversión, sino porque el asunto también está inserto en nuestro chip (claro que se libera poco a poco). Bendito sea dios por las chicas que se liberan y que no aceptan que les pagues todos, o que son conscientes pe varón y se hacen una de vez en cuando, o que entienden tu cara de deuda y te aligeran un poco.