miércoles, 21 de abril de 2010

Ellas te van a exprimir


Ellas te van a exprimir…

Primer ciclo en la Universidad de Lima, caminando de una clase a otra con cierto desgano pero siguiendo un poco retrasado a todo mi salón de “cachimbos”. El verano aún no se había ido, lo cual era genial para poder ir con short y sandalias además de recrear la vista con las mini prendas de mis compañeras. Por ser los primeros días del ciclo la gente recién se “manyaba” y normalmente se juntaban por grupos de conocidos del colegio, “barrio” (La Punta o la Aurora son buenos ejemplos de barrio en este caso), lugar de veraneo, club, y centro preuniversitario (la Pre Lima).

Yo no conocía a mucha gente ya que de la Católica pasé a la de Lima, de Ingeniería pasé a Comunicación, de chibolo pasé a viejo, de cachimbo pasé a experto, y de Arequipa pasé a Lima. Resumiendo, tenía que hacer amigos empezando de cero. En ese contexto caminaba divagando solito hasta que una chata rubia rica me abordó con sus dos amigas.

Chata rubia rica: (con matices de coquetería) Hola cómo estás. Me llamo M, ellas son D y A. ¿Cuál es tu nombre?

Oscar: Oscar

A: ¿y vas a entrar a la clase?

D: A mi me aburre un huevo

Oscar: Yo creo que sí…

Chata rubia rica: ¿Oye y tienes carro?

Oscar: (con cara de ¿what the fuck?, pequeña fractura cerebral y cólicos mentales) no, no tengo.

Chata rubia rica: Aaaaa ya, chau, nos vemos.

No miento, eso ocurrió de verdad, aunque A y D eran menos frívolas (las conocí un poco mejor luego) la chata rica tenía un ligero problema de salud mental, complejo de explotadora de hombres, una enfermedad común que afecta a muchas féminas en esta época y que ha contagiado a feas y bonitas, a vedettes y modelos, y hasta a intelectuales reconocidas.

¿Es normal que salgas con una chica a comer y al pagar la cuenta ella se haga la loca o se vaya al baño? O que vayan al cine con un grupo de amigos y al llegar a la ventanilla simplemente te mire, y nada más te mire sin hacer el más mínimo ademán de sacar su billetera. Hay veces que pagas por no hacer roche, otras por querer emborracharla, eso no es broma, he visto a varios destrozando la tarjeta solo por embriagar a una chica, lo malo es cuando las chicas aguantan muy bien el trago y el sonso queda ebrio, encima hace roche, la chica se va con otro y lo embarca en un taxi. Nunca más lo vuelve a ver.

El rollo del auto es básico a estas alturas ¿qué chica quiere salir contigo en combi? Ni tu vieja, y esto es serio, ni tu mami va a querer acompañarte. Las chicas prefieren salir con un tipo que tenga carro, comodidad básica, simple lógica, símbolo de estatus, llámalo como quieras. En el colmo de los males, ahora las ellas seleccionan el tipo de carro y la marca, es que no es lo mismo subirte a un Tico que a una BMW X7 del año. Bajo esta premisa, no es lo mismo que salgas con Stephany Cayo que con Florcita Polo, desgraciadamente lo bueno cuesta más.

Y salir a comer, a todos nos gusta comer, además es la excusa perfecta para lucirte. Aunque últimamente, por culpa de Gastón Acurio, todos los huariques son caros, ya no se puede utilizar esa treta de “conozco un hueco buenazo, está en el mercado pero es limpio”, ahora el hueco maldito te cuesta igual que cualquier restaurante promedio. Por otro lado, cualquier restaurante promedio te saca entre 30 y 40 soles por persona. Mientras van comiendo ruegas al cielo que no se acabe la chicha o limonada que pidió tu pareja (un vaso más implica un huevo más de gasto), suplicas al cielo que no se le ocurra pedir ni entrada ni postre, y te haces el loco al momento de pagar para que ella no vea que le dejaste un sol de propina al mozo (caletaza pusiste la moneda). Sí, hay veces que en nuestra cabeza suena la frase “aunque sea deja para la propina pues maldita” mientras dejas el sencillo que ibas a usar para tu taxi.

A quién no le ha pasado esa que sale con alguien y mete la excusa de “no tengo hambre, pide tú no más”, es básica para todo lugar y circunstancia. En el bendito cine la canchita cuesta más que la entrada, a menos que vayas a ver la película en 3D, lo cual hará que la entrada cueste más caro que la máquina de hacer canchita. El cine es el lugar mágico en lo que casi todo se multiplica por dos, la cuenta también se multiplica por dos, es tanta la costumbre para los hombres que si vamos solos igual pedimos dos entradas, por si las huevas.

Cuando era pobre extremo (ahora soy misio no más) tenía que dejar a mi linda ex enamorada en su casa. Como tomar combi a las 3 am no era muy fashion que digamos y ella vivía en una zona bien paja de Lima, tenía que llevarla en taxi. Las mujeres cuando salen de juerga están acostumbradas a llevar maquillaje, celular, cámara, hasta he visto faldas o vestidos para cambiarse según la ocasión ¡pero no llevan plata! A ellas les sale gratis todo, o bien porque tienen a un gilero al lado, o por que se encuentran a un gilero a donde vayan. Como mi ex era normal (con varios episodios de paranoia e histeria) ella tampoco llevaba plata, por lo que yo pasaba juntando toda la semana el sencillo que ahorraba pagando medio pasaje, lo que normalmente daba un total de 10 soles.

Ese dinero tenia que ser suficiente para dejarla en su casa decentemente en un taxi, aparte tenía guardado S/. 1.50 a S/.2.00 para llegar en combi mañanera y poder dormir bajo techo. Caminaba desde su edificio (Chacarilla, del puente Primavera a la derecha unas 5 cuadras largas) hasta la avenida Aviación, y ahí esperaba algunas cuantas horas hasta que pasen esos carros que toda la noche van a Barranco y Miraflores, esos que parecen el bus parrandero, solo levantan borrachos, algunos deprimidos, y varios tramposos que salen de “telos”, parques o calles oscuras. Todo por no dejar que ella corra peligro o pase un mal rato, o también para que no se la lleve otro galifardo que la caliente en el camino, y para el chape bravo de despedida (que incluye paleteo). Al final igual rompimos ¿no?

No me estoy quejando, que esto quede claro, pero creo que aún está inserto culturalmente hablando el hecho de que el hombre vele por la economía femenina, que corra con todos los gastos y ponga el pecho a todo (si los asaltan ya sabes quién entrega sus cosas) Lo malo es que algunas se aprovechan de eso, te exprimen y no recuperas lo invertido, aunque también es sabido que la inversión no es por las puras, hay una frase que no me gusta pero igual la pondré: “boquita come, potito paga”. Existen tipos convencidísimos que esa frase se aplica en el 100% de los casos, felizmente hay chicas convencidísimas de que deben conseguir cosas gratis a cambio de nada.

Y a pesar de que lo converso mucho y salgo con chicas que no son exprimidoras, igual seguiré pagando feliz, igual seguiré pidiendo la cuenta yo, igual seguiré caminando miles de cuadras cuando sea necesario, y no por el retorno de la inversión, sino porque el asunto también está inserto en nuestro chip (claro que se libera poco a poco). Bendito sea dios por las chicas que se liberan y que no aceptan que les pagues todos, o que son conscientes pe varón y se hacen una de vez en cuando, o que entienden tu cara de deuda y te aligeran un poco.

lunes, 5 de abril de 2010

"No todo el que se depila es gay"


Ricky Martin salió del closet y no le causó sorpresa a nadie, aunque la noticia tuvo más revuelo que los roches con el proyecto Olmos o el paro de mineros informales (infórmense por favor), parecía un chisme viejo, algo que todos esperábamos, era tan obvio como decir que la selección peruana de fútbol no va a clasificar al próximo mundial o que Hugo Chávez, Evo Morales, y Ollanta Humala, tienen complejo de los tres chiflados.

El famoso cantante boricua daba señales de que se le mojaba la canoa a cada rato, así como tanta gente que te rodea, y a la que puedes tildar de homosexual sin necesidad de preguntarle. Pero cuidado, no todo el que se depila es cabro.

R es una loca profunda a simple vista, además de ser un regio vistiéndose, es linda con todas las chicas, tanto que ellas tienen la confianza completa como para cambiarse en su cara y desvestirse como con su mejor amiga, de vez en cuando hasta preguntan si se nota mucho la celulitis de las nalgas, y él contestará que ella está divina. Sin embargo, hace poco mi estimado R se agarró a dos chicas en una de esas fiestas universitarias tipo orgía, todo lo que tenía de loca lo debe haber escondido en algún ropero. Interpretación de una amiga que se cambió frente a él: “debe ser bi”.

Hasta cierto punto todos tenemos un grado de sexualidad, hay una gama entera que nos permite fluctuar entre el super macho cavernícola hasta la mujer más lady y rosadita del mundo. Yo mismo debo tener algo de mariposa porque mis muñecas se mueven sin control al expresarme, no me quejo del aire afeminado que me debe dar ya que por otro lado tengo la parte cavernícola, de la que también me siento orgulloso.

Tengo una amiga que lleva cinco (5) años con su enamorado (si pongo más datos me asesina), aparte de pensar que el tiempo que llevan juntos es demasiado para esta edad también tenemos una hipótesis (quizás infundada) de que al chico “se le chorrea el helado” ¿Cuáles son los argumentos? Para empezar ella sigue siendo virgen, y asegura que él también ¿Qué hombre normal aguanta tanto tiempo con alguien sin intentar, promover, seducir, ablandar, masajear o calentar a su pareja para que le suelte alguito? ¡Por dios! El celibato es algo muy difícil de asimilar, si no pregúnteles a todos estos curitas católicos acusados de pedofilia y demás pecados mayúsculos.

Además el chico este tiene un gato, y no contento con esto, lo ama con pasión y locura, sufrió tanto cuando el anterior gato se murió que su linda enamorada le regaló otro (mejor no preguntemos el nombre de la mascota). Los hombres tenemos una reacción natural en contra de los gatos, nosotros queremos a los perros, el perro te ladra, te babea, se ensucia contigo, persigue a las hembras en celo (y no le importa lo que digan) se pelea con otros perros por ella y al final igual comparten. Por eso era “Gatúbela” no “Gatúbelo”, el gato representa mejor a la mujer que al hombre.

Entiendo, me pueden decir que no enterremos al chico este por ese par de detalles insignificantes, de acuerdo, analicemos más casos. Yo siempre dudo de aquellos tipos que al bailar tienen movimientos corporales exagerados, esos que llevan el ritmo en la sangre, menean las caderas y mueven la cintura. Hay formas de bailar y sí acepto que hay hombres que, con movimientos masculinos, lo hacen bien; pero la mayoría no. Nosotros normalmente preferimos embriagarnos en la barra mientras las vemos a ellas moverse, y cuando ya estamos ebrios, sin miedo a hacer el ridículo, saltamos a la pista y hacemos cualquier cosa (felizmente esos lugares son oscuros). Ni hablemos de los que hacen coreografías ¡las porristas son mujeres, entiéndanlo! Ya si bailas ballet estás casi condenado, lo más macho que puedes ser es “bi”, estilo Jaime Bayly.

Hay más detalles, como el de la casaca roja brillante y la mochila CyZone (si estás leyendo esto, sí te he dicho que me parecía rara) Ningún macho que se respete llevaría esa mochila a cuestas, eso quiere decir que te vino de regalo cuando pediste tu lápiz labial y el desmaquillador. El macho, si alguna vez consume algo de “Ebel”, “Unique” o el descontinuado pero clásico “Yanbal”, es porque su mami, esposa, enamorada, o alguna tía de esas que no sabe qué regalarte en tu cumpleaños, abrió la revista del mes e hizo su pedido. Solo ellas entienden ese mundo “literario” con fotos coloridas y precios con letras grandes. Si alguna vez un hombre abre el CyZone es para ver a las modelos y nada más.

Ser fan de algún cantante de música romántica también te descalifica, siempre es mejor escuchar grupos que solistas, a menos que los solistas toquen instrumentos de verdad y canten horrible (Charly García es buen ejemplo). Nunca, nunca te vayas con Arjona, olvídate de Chayanne, y ya sabemos por qué Ricky Martin y Pablito Ruíz no son de los mejores ídolos a seguir. También te mandan al hoyo los grupos juveniles de “pop”, RBD, Menudo, Timbiriche, Salserín (sé que es salsa pero entra al rubro), y tantos otros que hacen el furor de las adolescentes. En el colegio ellos son tus enemigos por una simple razón, todas los aman y quieren a alguien parecido, alguien que baile igual, se vista igual, tenga peinado raro y hable de “amor”. Sí pequeño escolar, debes desprestigiarlos hasta el cansancio.

Un macho no se tira al sol a broncearse encima de su pareo, mucho menos se pone bronceador. Como hombre te quemas a la mala, jugando tu partidito de fútbol, o sentado mirando y clasificando los bikinis. Nada de oler a coco o a vainilla. De más está decir el archi conocido argumento de los tragos que debe tomar cada uno, nunca colorcitos ni frutas colgando de tu copa, tú chapa tu hielo y sírvete puro, combina máximo con gaseosa negra o ginger ale, también puedes tomar cerveza en cantidades industriales, un chelero que bota la espuma en el piso es sinónimo de macho a prueba de todo.

Si tomas otra cosa te miran raro, ya me pasó en un bar que por error yo y un amigo pedimos un “machacado de sandía y granadilla”, la maldita copa era más femenina que la anfitriona, y la sombrillita que adornaba el trago no nos hacía mucho favor, menos por el asunto de ser dos tipos solos sentados en una mesa de un bar relativamente caro un viernes por la noche.

Y a esto es a lo que quiero llegar, mi discurso puede parecer sexista, machista, y hasta intolerante; pero quería hacer notar estos detalles prejuiciosos de los que nadie está libre. La sexualidad no depende de lo que tomes, de lo que escuches o de la mascota que elijas. Claro que hay ciertos estándares, pero no podemos tildar de gay a todo aquel que se echa cremita, para eso existe la palabra “metrosexual”.

Debería haber más libertad para poder mover mis muñecas cuando hablo o tomar tecito en vez de café, cada quien puede elegir a su mascota y tomar el trago que quiera, y por último decidir quién te gusta o quién no (sea del género que sea). Al menos a mi me siguen gustando las mujeres (a pesar de que sean insoportables, engreídas, manipuladoras, lloronas, etc) y eso no tiene visos de cambios próximos.