Esta es una historia fictica basada en hechos reales.
- Hola, no lo mires mucho, a veces se molesta por eso.
El gesto del tipo enorme no era amistoso y yo lo miraba desafiante sabiendo que me arriesgaba a una golpiza en el recreo. Sin embargo la tranquilizadora voz del chico de al lado me hizo zafar de la incómoda situación.
Tenía mirada sincera, serena, amable – Yo soy Bruno ¿te gusta el colegio? Sí, tiene partes nuevas y partes viejas – Entramos al salón en fila de a dos, Marco a mi lado me daba recomendaciones sobre cómo comprar en el kiosko, en dónde esperar a que me recojan y cuáles eran los mejores profesores.
Nos sentamos en carpetas de a dos y empezó a indagar sobre mi vida, que cómo me llamo, Oscar le respondí, que de dónde vengo, de Huancayo le dije, que dónde vives, en San Franciso, ¿en la villa? Sí en la villa, ¿tu papá es militar?, sí mi papá es militar. Sus ojos grandes y brillantes se hicieron más grandes aún, su respiración se aceleraba, parecía que había encontrado un regalo bajo su cama, pero era un regalo que no quisiera recibir.
Ahí dejó de preguntar, ahí llegó la profesora también y tuvimos que escucharla atentos, Bruno agachó la cabeza meditabundo, lo oí susurrar algo como para él mismo, “mi papá también era militar”.
Para el recreo ya había recuperado la sonrisa, su ánimo de guía lo hizo acompañarme a todo lado, incluso me mostró la casa abandonada detrás del colegio, una construcción antigua en donde, estábamos seguros, las almas andaban.
Era mi turno de preguntar en dónde vivía, me respondió que en el centro de Moquegua y me cambió de tema, empezó a hablar de jugar fútbol y fuimos corriendo a la cancha, como yo era torpe me pusieron a cuidar el arco y como cuidaba el arco no pude seguir indagando. A la salida un Volkswagen rojo lo esperaba, su mamá sonriente bajaba la ventanilla y lo saludaba de lejos, él me llevó hasta ella saltando – mamá, él es Oscar y vive en la villa ¡su papá es militar! – la última frase descuadró a la señora, sin embargo recuperó rápidamente la compostura y me saludó amable y cariñosa como lo haría tantas veces. Mandó saludos a la familia a pesar de que no los conocía y quedé convencido de que en Moquegua la gente era bastante buena.
Pasó el tiempo y la amistad fue creciendo, cierto día dentro de la casa abandonada del colegio abordé el tema de su familia directamente – ¿dónde está tu papá? – él murió hace unos años, por eso vivo solo con mi mamá y mis hermanos. Me quedé en silencio porque no me esperaba esa respuesta, busqué en su rostro algo que me dijera que todo estaba bien pero me di cuenta de que dolía, compartía su dolor porque así es la amistad sincera, dos lágrimas salieron de sus ojos y nos quedamos ahí sentados, mi mano en su espalda pareció reconfortarlo.
Aquel episodio hizo más fuerte el lazo, venía a mi casa siempre, quería saber cómo era la vida en el cuartel, veía a mi papá con respeto y le preguntaba sobre armas y combates. Le gustaba estar en la villa militar, a mi me gustaba subirme a su Volkswagen rojo, me contaba chistes raros y yo le contaba historias zafadas, jugábamos a la guerra en un tanque destartalado, pasábamos largas horas imaginando que hacíamos volar al enemigo, él con más ahínco que yo.
Su mamá daba lecciones de manejo con el Volkswagen rojo para solventar varios de los gastos, valiente su mamá, con tres hijos a cuestas debía ver la forma generar ingresos. Los dos hermanos de Bruno compartían su pasión por las armas y sus incesantes preguntas sobre la villa militar, a veces cuando él se quedaba en mi casa lo miraban con un poco de envidia. Martín, el mayor, era un chico respetado y protector, defendía a sus hermanos de cualquier abusivo y ante cualquier circunstancia, para mi fortuna yo estaba incluido como uno más de la manada. Carlos, el menor, era pícaro y juguetón, de sonrisa fácil y de ocurrencias varias.
Cierta tarde en su casa de un piso yo contaba alguna ocurrencia familiar, la gracia provocaba carcajadas de todos y los posteriores revolcones en el piso - Yo no recuerdo a mi papá - fue lo que dijo Carlos mientras nos reincorporábamos, las risas se apagaron y nos miramos helados. La tristeza invadió al rostro de Bruno, Martín con aplomo se dirigió a ambos – Mi papá era muy gracioso, siempre nos hacía reír.
Luego volteó y me miró buscando refugio, sin embargo encontró una expresión de duda que lo obligó a contar qué había sucedido. – Él era oficial del ejército, capitán. Vivíamos en Huancayo, en la villa militar así como tú, hasta que lo mataron, los malditos terroristas lo mataron. Bruno continuó con el relato – mi papá estaba regresando de Lima en un bus y lo pararon a medio camino, pidieron que todos bajen, él sabía lo que iba a pasarle si encontraban sus documentos así que los guardó debajo del asiento, así sin nada salió de ahí. Él no debería haber viajado, lo llamaron de emergencia, no quería dejarnos porque éramos muy chiquitos.
Pero alguien hizo un soplo e informó a los terroristas, encontraron su carné del ejército y sin preguntar más se bajaron del vehículo, ahí lo arrastraron y lo obligaron a arrodillarse, lo insultaron, lo encañonaron sin misericordia, no importó que entre sus documentos estuviera la foto de su esposa y los tres pequeños niños, no importó que sea un oficial joven y de carrera prometedora, no importó lo absurda que fuera la causa de Sendero Luminoso. Jalaron el gatillo una sola vez, el capitán tuvo siempre la frente en alto, no abrió la boca, nunca mostró cobardía.
La mamá de Bruno recibió la noticia como un doloroso golpe, los niños lloraban al mismo tiempo presintiendo que algo para ellos no estaría más, su mejor amigo, el padre amoroso que no parecía militar cuando jugaba con ellos se fue volando al cielo. Al final del sepelio y las condolencias no queda nada, todos vuelven a su vida y ella otra vez se quedó con los pequeños, sin nadie en esa ciudad extraña que solo le traía malos recuerdos, tuvo que volver a su natal Moquegua, a su cálida Moquegua, a su tranquila Moquegua alejada de la violencia.
La familia del héroe no merecía quedar así, Bruno siempre tuvo el deseo de vivir la vida que le arrebataron, conversar con el padre que le arrebataron, completar la foto familiar. Ellos se hicieron hombres rápido por su madre, aquella señora que llevaba el luto con entereza, Martín ingresó a la Escuela Militar para seguir los pasos de su padre. Dicen que se parece bastante, dicen que combate igual, dicen que ha demostrado con creces que la valentía también se lleva en los genes.
Él ahora lucha en el VRAE, siempre con una foto de su padre y una foto de Bruno en el bolsillo del pecho, dirige a sus tropas con seguridad y nadie duda en seguirlo. Él no combate con deseo de venganza, sino con toda la ilusión de terminar de una vez con esa insania. Yo ahora visito a Bruno en el cementerio, descansa desde hace unos años junto a su querido papá, imagino que está allá arriba preguntándole sobre armas y tanques, y dándole fuerzas a su hermano para que siga resistiendo.
Es un espacio ácido, de sarcasmo, ironía y bilis. Prima (la tuya) la libertad de expresión y opinión especialmente la mía. Se trata de divertirnos con nuestra colorida (huachafa) sociedad. También se publicarán algunas jodas al público en general.
viernes, 30 de septiembre de 2011
viernes, 23 de septiembre de 2011
Cuando no hay papel... no hay papel
Una de las experiencias más difíciles de sobrellevar es la apremiante necesidad de ir al baño, no solo por lo complicado que es encontrar uno que se amolde a tus requerimientos, sino que la urgencia puede convertirse en un desastre sin precedentes para tu vida social y para tu ego.
Hay ciertos elementos que debes tener en cuenta para utilizar un recinto como baño (específicamente “cagadero”). Fíjate que haya dónde sentarse, es que ya sin la taza es bastante incómodo el trámite, entiendo que existen letrinas que no cuentan con este lujoso accesorio, he podido usar alguna, solo en caso de extrema urgencia y de encontrarte en un ámbito rural permítete practicar posiciones nuevas para la descarga. Se asegura entumecimiento de músculos y dolor de articulaciones, posiblemente lesión a los meniscos y tendones.
Una de las situaciones más incómodas es que no haya papel para limpiarte luego de ejecutada la acción y es ahí cuando tu creatividad y capacidad de solucionar problemas sale a flote (como todo lo que has dejado flotando). Cierto día de verano en mi querida universidad estaba yo expresándome libremente en mi baño preferido, cerca a la oficina de Aiesec, este fenomenal cuarto de baño era individual, estaba ubicado en un lugar por donde no pasaba nadie, al fondo de un pasadizo en un cuarto piso, no entraban ni salían ruidos de ese ambiente, estaba muy bien ventilado, y lo más importante es que estaba totalmente equipado: jabón, toallas de mano, revistas universitarias, y papel.
Sin embargo, por confiado no reparé en un pequeño detalle, justamente ese día no habían repuesto el vital elemento que proviene de los árboles, luego de cerrar la revista vi el rollo de papel vacío y no me preocupé mucho, siempre hay papel toalla para solucionar estos imprevistos. La preocupación vino al levantar la vista y ver también vacío el rollo de las benditas toallas, entré en desesperación, se me nubló la vista, pensé en gritar para que me pasen papel pero estaba lejos de cualquier oído humano y armar un escándalo para llamar la atención de alguien con los pantalones abajo no es muy sensato que digamos.
Recordé que el baño de mujeres estaba al lado, probablemente estaría vacío por las características del lugar, así que me levanté los pantalones con cuidado y, sin presionar mucho las nalgas, salí caminando con aplomo (como pato) hasta el ambiente femenino. Cuando no es tu día no es tu día, y descubrí amargamente que tampoco había papel en aquel lugar, ni franelita, ni toallitas húmedas ni periódico que sirva, literalmente estaba cagado.
Pero mi agilidad mental funcionó rápidamente, recordé que en ese piso habían cuatro baños, sonreí pensando que solo había que mantener las nalgas relajadas por unos cuantos metros más, así que caminé por el pasadizo sin llamar la atención de nadie, haciéndome el loco, mirando la techo y silbando con las manos en el bolsillo. Estos baños eran visitados por más gente por estar cerca a las escaleras y el ascensor, pero supuse que estarían libres, no reparé en que algunas veces los cerraban con llave para que los usuarios no abusen del servicio.
El baño de hombres cerrado, baño de mujeres cerrado también, recorrí los malditos cinco pisos de ese edificio de Bienestar que me estaba causando un profundo malestar en busca de un maldito baño abierto, pero cuando no es tu día no es tu día, y los que no estaban ocupados estaban cerrados.
En esas circunstancias y sudando frío, pensé habían miles de baños en la universidad, pero no es fácil caminar como pato tantos metros, me arriesgué cruzando el camino principal de mi alma mater, sonriendo forzadamente y tratando de apurar el paso, por fin llegué a un baño más humilde y público, donde la colectividad hace la fuerza y todas las letrinas tenían recursos de sobra. Encontré papel y fui feliz.
Aunque no siempre tendrán la suerte de caer en un lugar como este, a falta de papel higiénico he visto utilizar muchas cosas. Lo más común es papel periódico, supongo que te quedará todo con tinta después. En algunos restaurantes de mala muerte encontrarás un Trome o un Líbero esperando a ser usado. En ese caso trata de utilizar la sección política, deben haber varias fotos de congresistas y uno que otro miembro del Ejecutivo. No desprecies la sección de Chollywood, vale la pena.
Otra que he visto (y usado) son las guías telefónicas, ante una emergencia en un centro comercial conocido, no encontré algo mejor que las dichosas guías. Lo curioso es que había una a medio usar en cada letrina, entonces concluí que así ahorran recursos ¿el jabón líquido será gelatina? Por último, para que nunca olvides proveer el baño de tu casa con papel, he visto en más de una ocasión toallas de mano muy finas tiradas a la basura de la peor manera, y no solo pasa con ebrios.
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miércoles, 18 de mayo de 2011
Lo que no debes hacer en las fiestas del trabajo
“Todas se corren del gerente X, cuando toma dos tragos se pone medio mañoso”, son palabras que muchos de nosotros hemos escuchado antes de una fiesta de colaboradores. Estos eventos que suceden un par de veces al año, dependiendo del tamaño de la empresa, son un mega espectáculo o una chupeta brava en algún chifa del centro, pero todas comparten algunos elementos en común.
Hay cosas que no debes hacer en este tipo de reuniones, claro, en cualquier lugar no importaría, pero acá te podrías estar jugando el ascenso, el puesto, o el respeto de tus empleados. Para empezar evita embriagarte bajo cualquier circunstancia, lo peor de ti sale cuando estás ebrio, y tú sabes que no eres la mejor persona del mundo, así que evita riesgos. Siempre hay algunos personajes clásicos, normalmente está el mañoso, normalmente es un jefe mañoso, normalmente ataca a las secretarias y practicantes, normalmente ellas puede llegar a escapar, normalmente ese jefecito termina en un night club.
Si eres mujer descarta de plano coquetear con alguien, entendemos que te puede convenir un aumento en navidad, que asegurar tu puesto es básico (peor si gana Humala), que quieras emular a Tula Rodriguez y chapar tu gerente, o que en realidad tu jefe esté churro y te vale madres que esté casado. Lo único que vas a ganar de todas maneras será el raje maleado del tus compañeros, muchas diciendo que eres una “cualquiera” y desaprobando tajantemente tu actitud, y otros, un poco más “open mind” (mayormente hombres), planeando cómo invitarte a salir ahora que confirmaron que eres fácil, incluso se turnarán y sacarán su ticket.
Golpear a tus compañeros no es bueno para el clima laboral, entonces trata de mantenerte lejos de conflictos que deriven en puñetes y patadas. Que no sea tu jefe el que se cruza en tu camino, sé de algunos despidos por esas razones, tampoco quieras librar a tu trampa de un “afanador”, primero que te pones en evidencia y segundo que te enterarás que no eras de uso exclusivo.
Asiste con ropa adecuada, ir con zapatos al campo no es lo ideal, tu mejor vestido no sirve para jugar paintball, esos lentes de sol en la noche los puedes guardar, y tus zapatillas Converse no son “sport elegante”. Te juegas la diversión, puedes quedar sentado sin jugar la pichanguita, puedes quedar arrochado sin querer bailar, o puedes ser el hazmerreir de la compañía. Si te quieres hacer un peinado que impacte, debes pensar en impacto positivo, no en un golpe al ojo y al buen gusto.
Otro tip, no le confieses nada a nadie en ese momento, a veces no sabes con quién hablas y por hacerte el gracioso puedes terminar ofendiendo a algún gerente desconocido con frases como “oe ¿viste los avisos que mandan en comunicación? Quién será el marica que los hace”. O “esa secretaria está rica, quién será el gerente que se la esté levantando”, o peor aún, “siempre hay un tipo que me llama pidiéndome huevadas, y le digo que mi área no se ocupa de eso”.
Chapa tu grupo de amigos, es de vital importancia que la gente no note que eres un antisocial y que en la chamba no te conoce ni el portero (el cual te sigue pidiendo DNI para que ingreses). Acomódate en una mesa, habla como un conocedor y apréndete los nombres, si tienes suerte conoces a un locazo igual de solo que tú. Si tienes más suerte, conoces a esa practicante que está más rica que el pan y que te mira siempre con extrañeza y la única vez que te habló fue para que presiones un botón en el ascensor.
Muéstrate agradable, fácil tu jefe se entera de que existes y que eres buena persona, además de alegre y ocurrente. En caso de que estés ebrio no tomes en cuenta este tip, puesto que creerás que eres alegre y ocurrente cuando en realidad sucede todo lo contrario.
Normalmente hay buffete, pero no se trata de aprovechar lo que la empresa de gratis y cobrar ahí tus horas extra no reconocidas. Come pero no te empaches, primero porque la gente te mirará raro si te tragas todo lo que encuentras, segundo porque los baños en una fiesta nunca son suficientes ni están bien equipados. Roche doble en una reunión de chamba no es recomendable.
Por último, hazte el loco y aplica la política del “yo no vi nada ni escuché nada” porque cosas escandalosas vas a ver, nunca le recuerdes a tu jefe que lo ampayaste ebrio arrastrándose y persiguiendo chibolas, no se te ocurra mencionar que viste a varios colaboradores trampeando con otras tantas colaboradoras, por ética no sueltes las confesiones que te hacen los ebrios y desubicados, no le vuelvas a hablar a aquel que nunca le hablas (seguirá siendo un loser), no comentes los bailes “sensuales”, y definitivamente no rajes de la fiesta ni del trabajo del comité organizador (por el contrario, agradéceles), ellos se esfuerzan siempre para que la fiesta salga muy bien, nosotros los trabajadores nos encargamos de lo contrario.
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jueves, 3 de marzo de 2011
Todos tenemos un amixer
Es inevitable, han llegado como una plaga y espero que no se queden, aunque ya van bastante tiempo entre nosotros. Los amixers empezaron invadiendo el Hi5 de tal forma que obligaron a muchos usuarios “decentes” a huir despavoridamente a otra red social, cancelando sus cuentas y agradeciendo el poco poder que tenemos para modificar la página del Facebook.
Yo creo que ya es una cultura definida y bien posicionada, son fácilmente ubicables, tienen un lenguaje propio, valores compartidos, símbolos en común y un espacio, importante, no un espacio físico sino virtual. Por cierto, no sé si van camino a la internacionalización o es que gente así había en varios lugares de Latinoamérica (sobre todo aquellas donde el reggaetón predomina).
Empezaron añadiéndole colores, canciones, figuritas, frases de amor incoherentes y otras tantas tonterías a sus nicks de msn y a sus páginas en redes sociales. Aunque estoy casi seguro de que eso fue un simple traslado de cuadernos, carpetas y paredes, al medio virtual, a la gran ventana donde más gente puede ver lo que pintarrajeas.
Una de las características más saltantes en las fotos de los amixers es la posición de reggeatonero monse, no sonríes, mirada altanera y retadora, y dos dedos, aquellos utilizados para decir “paz y amor” ahora son símbolo de no sé qué, debes ponerlos de forma horizontal y fingir movimiento de arriba hacia abajo. Pueden añadir lentes oscuros, sobre todo en lugares cerrados, las gorras también son un accesorio común. Las mujeres suelen posar de manera “sexy”, son posiciones en “qubradé” que tratan de realzar ciertas partes de su cuerpo, la mayoría aparece con poca ropa o muy ajustada, es el arte de ser visto, de llamar la atención a como de lugar.
Laz dskripziones d zuz fotoz zn inentendibles ¿qué problema tienen con la “Q”, es tan difícil utilizarla? ¿Y por qué cambiar la “S” por la Z en todo? ¿Qué carajo pasa? ¿Cuándo se empezó a transformar el español? Entiendo el proceso evolutivo de todos los idiomas, pero por qué lo transforman tan feo. Además obvian consonantes importantes en palabras como “todas”(toas), “nada” (naaa), “amigo” (amio), etc.
Tienen pensamientos depresivos, el “amor” domina sus vidas y siempre tendrás frases cursis o “profundas”, tan hondas que podrían llegar fácilmente al zócalo marino para ser enterradas y no salir nunca. Son bien gráficos no lo podemos negar, hacen caritas de todo y de nada, ya no es solo el clásico XD, ahora le meten todo tipo de símbolos y la verdad es que no entiendo para qué los hacen. Dato importante, siempre están dispuestos al gileo y a conseguir más “amixers”.
Esta cuestión empieza desde la pubertad, cuando todos tenemos un poquito de sonsos, cuando todos queremos ser grandes, lo malo es que a ellos les dura mucho o algunos se acoplan tarde, he visto amixers de 40 años, casados y con hijos, pero bien batería sería con toda la gentita sonaja. Y si no fuistessss contagiado, no te preocupes, la epidemia es amplia, busca entre tus contactos y siempre encontrarás a alguno con estas características, y es que todos tenemos un amixer. Es más, dentro de todas las familias hay uno en potencia.
Por más odiosos que sean y aunque nadie los aguante, el más pituco de los millonarios tiene amixers agregados. Algunos se rehabilitan cuando ya los molestan mucho, su círculo actúa inmediatamente ante la menor alerta “amixera”. Sin embargo a muchos ya los perdimos, son parte de esa onda incomprensible que va a ningún lado.
Los puedes identificar por su foto en la red social, por la música que escuchan (normalmente reggeatón), por su manejo de “paint” o de “photoshop”, por su enorme predisposición a las amistades virtuales, y la desvergüenza por escribirle a gente que no conocen. Un español que ya no es español, símbolos raros por todo lado, colores mil y frases ególatras que tratan de subir su alicaída autoestima.
También puede manifestar su desagrado contra este grupo a través de Facebook, en donde hay una página contra ellos, lo interesante es que se defienden en mancha, y puedes chocar con alguno de tus amixers agregados. La verdad es que todos tienen derecho a expresarse como quieran y presentarse como deseen, aunque claro, hay maneras más agradables que otras.
Terminamos acá amixers, no vaya a ser que mi batería seria se resienta y la canción criolla... ia px, me voy a ver el debate electoral.
miércoles, 2 de febrero de 2011
Charito y mis amigos
Es que le prometí un post y estuve algunos meses pensándola, felizmente Charito está vivita, coleando y chapando, chapando con otro buen amigo, con Anthony (qué pena que esto no es facebook para taggearlos). Parecen estar felices los dos, podría asegurarlo, y van a estar más felices cuando lean esto ¿al menos van a sonreír no? Pero no soy egoísta, discúlpame Charito pero si te hago un post a ti se lo hago a todos, y es que tú eres una de las mejores amigas que algún ser (humano o animal) pueda tener, y una de las cosas buenas que tienes es que no discriminas a tus “amiguis”. Igual eres la protagonista, igual el post a la amistad es tu culpa.
Sé que no les sucede a todos, solo a algunos malasuertosos como yo que se dan cuenta de que la carrera que eligieron no era la adecuada. Problemas broder, o sigues el proceso y eres un profesional renegado toda tu vida, o cambias cuanto antes pidiendo perdón a tus padres y aceptando la alteración de muchas cosas en el día a día. Bueno pues, les cuento que normalmente no es fácil, el cambio que hice fue un tanto traumático (sin dramas). Primero, mi familia gastó un huevo pagando la Universidad Católica, eso te hace sentir mal de arranque; segundo, me iba a una carrera no muy bien vista por mis padres (de Ingeniería a Comunicación), o sea la percepción de que iban a pagar por las huevas; tercero, dejaba un ambiente en el que me sentía cómodo, buenos amigos, enamorada agraciadita, un montón de gente conocida en todas las facultades, y el “prestigio” que daba decir “estudio Ingeniería en la PUCP”.
Averigüé que lo que yo quería estaba en la de Lima, que tenía que cambiarme de lugar y de mundo, que era lo que estaba dispuesto a hacer porque las pasiones son así. Al diablo, llegué como cachimbo porque no había nada que convalidar, a un salón con 32 mujeres y 8 hombres (en la Católica eran como 50 hombres, 2 mujeres y 4 sin género identificable a simple vista). No solo eso, sino que todos eran menores que yo mínimo por dos años, la maldita costumbre de adelantar a los niños en el colegio permitía que la diferencia se alargue en varios casos. Los chibolos gritones conjugaban muy bien con los profesores de primeros ciclos, con clases que parecían hechas para escolares con deficiencias mentales, matemática para dummies hubiera sido mucho level, y la capacidad engreidora de estos personajes para tratar bien a las pequeñas bestias era enternecedoramente agobiante.
No exagero, la frase de una compañera rubia que amaba andar en Aura o Gótica de miércoles a domingo y que tenía como muletilla el “o sea manyas” resume todo: “los pobres no tienen DNI porque viven en pueblos jóvenes y no tienen propiedades”. En medio de esa jungla de calabazas y monos superficiales es que fui descubriendo poco a poco personas de mi tribu, con las que hice “click” al estilo Tula, aunque demoré algunos años en consolidar el asunto.
En mi facultad son raros casi todos menos yo, y así de rara era Charito. La conocí con su “balanceador de energías”, una piedra que colgaba de su cuello que ella decía que le ayudaba a balancear su espíritu con no sé qué diablos más, algo que le había aconsejado su “coach espiritual”. Ante tal discurso pregunté curioso de qué hablaba, lo único que saqué es que emocionalmente algo tenía mal.
Ser antisocial es algo que no dicen muchas personas de mi, pero lo soy, la timidez me come, por lo mismo no conocía a mucha gente en la facultad (aún hoy conozco a pocos). AIESEC apareció de manera casual y me ofreció un espacio social interesante, por ejemplo conocí a Aura (habla pe broster), está zafada pero fue mi primera amiga de la facu, tanto así que el búho pensó que yo y ella teníamos algo, en realidad búho tenemos varias cosas, obsesión por Harry Potter, momentos de hueveo extremo, y una extraordinaria creatividad para inventar tonterías (ella más que yo). Gracias a Aura conocí a la Andrea López, la Vero, y demás compañeras buena onda que ahora son mis broders de la vida, incluso pude trabajar con Lopecín, doy fe de su asombrosa capacidad de pulpo y fuerte carácter tan necesario a veces. Luego, con un viaje a Cajamarca, conocí a Diego (búho) y Anthony (el que ahora se chapa a Charito) y a otros más como Gonzalo, Josema, Silvana, etc.
El búho es un rollo aparte, le agradezco el cariño sincero que me tiene (o creo que me tiene) y sus formas de demostrarlo, a pesar de que a veces es un poco efusivo (sus saludos duelen), también son necesarios esos abrazos que transmiten tanto. El buen Anthony me dateó mucho sobre música andina y otros estupefacientes menos legales, además pudimos hacer una serie de trabajos universitarios que nos valieron felicitaciones de los catedráticos, lo raro es que nunca sabíamos cómo los hacíamos, teníamos la ley de que trabajar bajo presión era más efectivo, siempre relajados y en buen karma. Creo que ese era el secreto de “nuestro éxito”, nos estresábamos poco y lo llevábamos por el lado simple, algo que empezaré a poner en práctica nuevamente porque lo estaba olvidando.
No me olvido de ti Jorge Barreto, solo para que me mandes saludos por CMD (pero quiero en partido de primera, si no nada), solo porque eres popular te tengo que mencionar, sino el blog se me cae. También quiero mencionar a la Claudita Giorffino, promoción de carrera y diplomado (espero que ahora que eres mamá sigas leyendo el blog), a la compañera “hippie Karen” (que antes se quería mudar a Inglatera, pero ahora se conforma con mudarse a Piura), a Mayrita Zeni, Mariel y su eterna coherencia, y tantos otros con los que fui coincidiendo, a los que fui encontrando, y con los que terminé compartiendo.
¿Cuál es el mérito de Charito? Funciona como el elemento cohesionador del grupo, alrededor de ella estaremos todos. Es una de las pocas personas que quiere y demuestra cariño sin límites a sus amigos (nunca tan cariñosa como están mal pensando). Con ella siempre te vas a sentir bien, vengas de donde vengas y vayas a donde vayas. Es desenfadada pero no faltosa, tiene carácter fuerte a pesar de ser bastante sensible. Llora a mares por cualquier cosa pero también te hace reír en cantidades industriales. Yo no sé cómo se hace para ser una persona buena a ese nivel, pero es un muy buen ejemplo a seguir, yo he aprendido mucho y me he soltado bastante, ya estoy mutando a ser un cariñosito gracias a las enseñanzas impartidas.
No puedo dejar de mencionar a mis amig@s aiesecos, pero ellos y los gatos se merecen un post entero, un post AIESEC extreme. Tampoco pueden faltar el Chino, el Chato y el Gordo, los apodos más originales de la tierra no hacen justicia a lo excelentes amigos que son. Pero esto básicamente es para la gente de la facultad, por culpa de Charito…
Sé que no les sucede a todos, solo a algunos malasuertosos como yo que se dan cuenta de que la carrera que eligieron no era la adecuada. Problemas broder, o sigues el proceso y eres un profesional renegado toda tu vida, o cambias cuanto antes pidiendo perdón a tus padres y aceptando la alteración de muchas cosas en el día a día. Bueno pues, les cuento que normalmente no es fácil, el cambio que hice fue un tanto traumático (sin dramas). Primero, mi familia gastó un huevo pagando la Universidad Católica, eso te hace sentir mal de arranque; segundo, me iba a una carrera no muy bien vista por mis padres (de Ingeniería a Comunicación), o sea la percepción de que iban a pagar por las huevas; tercero, dejaba un ambiente en el que me sentía cómodo, buenos amigos, enamorada agraciadita, un montón de gente conocida en todas las facultades, y el “prestigio” que daba decir “estudio Ingeniería en la PUCP”.
Averigüé que lo que yo quería estaba en la de Lima, que tenía que cambiarme de lugar y de mundo, que era lo que estaba dispuesto a hacer porque las pasiones son así. Al diablo, llegué como cachimbo porque no había nada que convalidar, a un salón con 32 mujeres y 8 hombres (en la Católica eran como 50 hombres, 2 mujeres y 4 sin género identificable a simple vista). No solo eso, sino que todos eran menores que yo mínimo por dos años, la maldita costumbre de adelantar a los niños en el colegio permitía que la diferencia se alargue en varios casos. Los chibolos gritones conjugaban muy bien con los profesores de primeros ciclos, con clases que parecían hechas para escolares con deficiencias mentales, matemática para dummies hubiera sido mucho level, y la capacidad engreidora de estos personajes para tratar bien a las pequeñas bestias era enternecedoramente agobiante.
No exagero, la frase de una compañera rubia que amaba andar en Aura o Gótica de miércoles a domingo y que tenía como muletilla el “o sea manyas” resume todo: “los pobres no tienen DNI porque viven en pueblos jóvenes y no tienen propiedades”. En medio de esa jungla de calabazas y monos superficiales es que fui descubriendo poco a poco personas de mi tribu, con las que hice “click” al estilo Tula, aunque demoré algunos años en consolidar el asunto.
En mi facultad son raros casi todos menos yo, y así de rara era Charito. La conocí con su “balanceador de energías”, una piedra que colgaba de su cuello que ella decía que le ayudaba a balancear su espíritu con no sé qué diablos más, algo que le había aconsejado su “coach espiritual”. Ante tal discurso pregunté curioso de qué hablaba, lo único que saqué es que emocionalmente algo tenía mal.
Ser antisocial es algo que no dicen muchas personas de mi, pero lo soy, la timidez me come, por lo mismo no conocía a mucha gente en la facultad (aún hoy conozco a pocos). AIESEC apareció de manera casual y me ofreció un espacio social interesante, por ejemplo conocí a Aura (habla pe broster), está zafada pero fue mi primera amiga de la facu, tanto así que el búho pensó que yo y ella teníamos algo, en realidad búho tenemos varias cosas, obsesión por Harry Potter, momentos de hueveo extremo, y una extraordinaria creatividad para inventar tonterías (ella más que yo). Gracias a Aura conocí a la Andrea López, la Vero, y demás compañeras buena onda que ahora son mis broders de la vida, incluso pude trabajar con Lopecín, doy fe de su asombrosa capacidad de pulpo y fuerte carácter tan necesario a veces. Luego, con un viaje a Cajamarca, conocí a Diego (búho) y Anthony (el que ahora se chapa a Charito) y a otros más como Gonzalo, Josema, Silvana, etc.
El búho es un rollo aparte, le agradezco el cariño sincero que me tiene (o creo que me tiene) y sus formas de demostrarlo, a pesar de que a veces es un poco efusivo (sus saludos duelen), también son necesarios esos abrazos que transmiten tanto. El buen Anthony me dateó mucho sobre música andina y otros estupefacientes menos legales, además pudimos hacer una serie de trabajos universitarios que nos valieron felicitaciones de los catedráticos, lo raro es que nunca sabíamos cómo los hacíamos, teníamos la ley de que trabajar bajo presión era más efectivo, siempre relajados y en buen karma. Creo que ese era el secreto de “nuestro éxito”, nos estresábamos poco y lo llevábamos por el lado simple, algo que empezaré a poner en práctica nuevamente porque lo estaba olvidando.
No me olvido de ti Jorge Barreto, solo para que me mandes saludos por CMD (pero quiero en partido de primera, si no nada), solo porque eres popular te tengo que mencionar, sino el blog se me cae. También quiero mencionar a la Claudita Giorffino, promoción de carrera y diplomado (espero que ahora que eres mamá sigas leyendo el blog), a la compañera “hippie Karen” (que antes se quería mudar a Inglatera, pero ahora se conforma con mudarse a Piura), a Mayrita Zeni, Mariel y su eterna coherencia, y tantos otros con los que fui coincidiendo, a los que fui encontrando, y con los que terminé compartiendo.
¿Cuál es el mérito de Charito? Funciona como el elemento cohesionador del grupo, alrededor de ella estaremos todos. Es una de las pocas personas que quiere y demuestra cariño sin límites a sus amigos (nunca tan cariñosa como están mal pensando). Con ella siempre te vas a sentir bien, vengas de donde vengas y vayas a donde vayas. Es desenfadada pero no faltosa, tiene carácter fuerte a pesar de ser bastante sensible. Llora a mares por cualquier cosa pero también te hace reír en cantidades industriales. Yo no sé cómo se hace para ser una persona buena a ese nivel, pero es un muy buen ejemplo a seguir, yo he aprendido mucho y me he soltado bastante, ya estoy mutando a ser un cariñosito gracias a las enseñanzas impartidas.
No puedo dejar de mencionar a mis amig@s aiesecos, pero ellos y los gatos se merecen un post entero, un post AIESEC extreme. Tampoco pueden faltar el Chino, el Chato y el Gordo, los apodos más originales de la tierra no hacen justicia a lo excelentes amigos que son. Pero esto básicamente es para la gente de la facultad, por culpa de Charito…
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