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martes, 5 de octubre de 2010

Niña Chay


Es una de las canciones andinas más interesantes y bonitas que he escuchado, una amiga me pasó el dato, una amiga que compartía esa nostalgia por recobrar las raíces, esa pasión por la cultura del ande, la cultura serrana, el amor por nuestros paisajes y expresiones, no solo apreciaba la música, también la comida, el arte, y sobre todo a la gente.

Yo la conocí en clase de psicología, cuestión paradójica puesto que ambos necesitábamos algún tipo de ayuda profesional en ese sentido, ella por ser una histérica obsesiva, y yo porque… soy yo. Ya usaba en ese tiempo sus miles de cosas sujetas a sus manos, entre anillos y pulseras que yo sigo convencido de que le pesaban.

El punto de coincidencia entre ambos fue nuestro pasado escolar, claro, una ex alumna más del Pedro Ruiz, aunque patinó un poco cuando empezó a preguntarme por gente que conocía, descubrí que su pasión no solo era por el colegio, sino por todo el mundo militar en sí, y me quedó bien en claro cuando empezó a hablar de su papá y de lo demás “comandos” del Perú. Ella misma había estado en la Escuela de Oficiales, había sido cadete y eso me parecía alucinante, no todos los días puedes conocer a mujeres que han pasado por ahí, enamorada del uniforme y creo que también de algunos uniformados.

Al igual que yo, ella vivía en la villa, entonces encontrarnos en la combi al regresar de la universidad era común, aunque yo a veces evitara el contacto humano porque simplemente quería viajar solo y perderme en mi cabeza, ella me reconocía de lejos, armaba un alboroto y prácticamente me obligaba a conversar. Le agradezco los interminables debates sobre la moral con posiciones muy distintas, ella más castrense y conservadora, yo apelando a la libertad de la que gozamos, pero esos conceptos servían para enriquecer nuestros argumentos, y quizás, solo quizás, ceder un poco. Siempre le decía que ella no tenía pinta de comunicadora, ni a balas, pero no dudo que era buena en lo que hacía, aunque exageraba de empeñosa (histérica, loca, obsesiva).

Entonces William Luna escribió la canción para ella (según ella misma) y Niña Chay la cantaba a voz en cuello, así como cantaba tantas otras cosas y algunas romanticonas que yo detesto. Me acompañó un par de veces a fumar un pucho cuando fumaba, y alguna otra vez llevamos a cabo nuestro plan de volver a “chupar” en un parque de la villa, claro que un six pack no es la gran cosa pero algo es algo. Me sigo riendo del día que descubrí su cara en los carteles "publicitarios" del colegio, no pudo engañarme con el floro de que "es alguien parecida", y ahí no terminaba su figuretismo, también apareció en flyers de la universidad !posera!

Se embriagó mal en un almuerzo de la facultad y se colgaba de mi cuello para no caerse, extrañamente yo estaba sobrio y le decía que se pare, lo peor de todo es que me tenía que ir temprano y ella me obligó a caminar por todo Barranco. Mil veces planeamos ir a una fiesta chicha o a un concierto de música folklórica, me he quedado picón porque hasta ahora nada.

La última vez que te vi estabas demasiado feliz con tu nuevo trabajo, me contaste que te iban a operar de los pies porque no aguantaban tu peso (o algo así, mi memoria es leve) y yo te pedí que no me sigas contando porque eso duele, me dijiste algo sobre el gimnasio pero no recuerdo qué, mencionaste también la titulación, que por cierto logré (lo más seguro es que tú también lo habrías hecho) , nos despedimos como siempre, con la certeza de que nos íbamos a volver a ver para que reniegues con mi “relajado” y yo te acuse de histérica.

Como amaba Huaraz y lo extrañaba sin ocultarlo, siempre tenía contacto con su gente de por allá, hace unos meses la invitaron a un fiesta, según me dijeron saltaba de alegría, disfrutar de nuestras provincias es algo indescriptible que ella sabía valorar. Qué lindo es ir a morir al un lugar que tanto quieres, pero ¿no era muy pronto Camu? Sí, entiendo que los accidentes no se pueden evitar y que a veces pasa pues. Pero esto de vivir no estaba tan aburrido te diré, de hecho creo que te hubiera gustado estar por acá más tiempo, y muchos de nosotros también te hubiéramos querido tener cerca.

No miré el ataúd porque sabes que no me gusta, no fui al entierro porque me parece un ambiente muy cargado y triste, no lloré porque no es mi forma de expresar tristeza, pero sí me dio mucha pena saber que ya no estaría más una amiga. Sé que leías mi blog y hasta comentaste un par de veces, y ahora estarías pensando “qué imbécil eres” en buen karma, como me dijiste tantas veces tratando de acusarme de machista. Con esto me despido porque me gusta cerrar las cosas, te dejo descansar porque todos nos merecemos descansar de vez en cuando, pero prometo acordarme de ti cada vez que escuche Niña Chay.

No sé si es tu forma de decir “chau”, pero me acaba de llegar un correo de Camu Fernández a la 1:14 am, que es la hora en la que terminaba de escribir este post, con el título de “its been son long”, es lógicamente un virus malévolo que ocupó tu lugar en la red, pero que de vez en cuando se le ocurre hacernos pensar que sigues por ahí. Y si es alguna forma de recriminar mi demora para escribir ya sabes cómo te voy a responder jaja.

lunes, 22 de marzo de 2010

Hablemos de música...


Luego de ser vapuleado por escribir algo serio, tendré que hacer caso al respetable y dedicarme a chonguear en mi blog, quiero dejar en claro que no soy un payaso cibernético, solo me gusta la sensación de que alguien lee esto para distraerse (y de paso reírse de mi y si se puede de sí mismo).

“Ya se ha muerto mi abuelo ay ay ay” ¿Qué buena canción verdad? A pesar de que muchos argumenten que la letra es limitada, pienso que con tres simples frases la hicieron linda. Es que, al menos para mí, lo más importante de la música es la melodía, el ritmo. La letra puede ser un buen complemento, pero no me vengan a decir que es lo más importante del asunto, en especial cuando hay canciones con frases totalmente incoherentes, palabras inexistentes, o rimas absurdas.

Nunca me han gustado las baladas, la música romántica es tan lenta que deprime, te quita energías, te duerme, pone el ambiente tenso y reflexivo. Radio Ritmo Romántica y Radio A (la radio del amor) estaban vetadas en mi dial con especial énfasis en el bendito programa “Entre la arena y la luna” que tuve la desgracia de escuchar en algunas combis, la empalagosa voz de la locutora me torturaba siempre dando sus consejos en pro del amor, consejos tan idiotas como “perdona la infidelidad, el amor lo puede todo y lo más importante es que estén juntos”, habría que ser medio lento para hacerle caso.

Tampoco me gusta el reggaeton aunque solo por una cuestión simplista, no entiendo las letras, y el ritmo es parecido casi siempre. Además de ser todo hecho en estudio, se podría decir “sonidos artificiales”, prefiero los instrumentos tradicionales, la quena, zampoña o charango causan expresiones orgásmicas en mi rostro al escucharlos.

Por alguna extraña razón no me gustan los “ritmos negros norteamericanos”, el blues, soul, hip hop, menos el gosspell (música religiosa), etc. Aunque el jazz sí lo tolero, e incluso con algunas fusiones me agrada tanto que lo disfruto. Esto no tiene nada de racista, lo que no me gusta específicamente es el timbre de voz, sus jergas, formas de hablar, y el ritmo meloso. Les encuentro un parecido con la salsa sensual, el género que menos me agrada debido a que todo es “sudor con sudor, tu piel en mi piel, mi cama en tu cama, revolcándonos juntos en una noche de placer, mientras tu esposo no acepta la relación prohibida y nos mira por la rendija de la puerta...” y etcétera de tonterías relativas a la pasión, podríamos llamarlas canciones porno que aluden a las trampas, cachudos, y calentones.

Por lógicas razones uno de mis programas menos preferidos de la radio es “Baladitas en su salsa”, ese programa me deja aturdido cuando salgo de las combis, en esos momentos prefiero escuchar a Marci el Marciano, la peor combinación para mi, música romántica y salsa sensual.

La cumbia es una explosión de alegría y color, por más que las letras no digan nada relevante o sean para cortarse las venas siempre harán que te muevas (insisto con mi teoría de que lo más importante es la música). Como todos los ritmos es una expresión cultural.

Según mucha gente la música clásica te relaja o te calma, a mi me pone tenso y más ansioso de lo que soy normalmente. No sé qué diablos me hicieron con esa música pero por más agradable que sea no puedo escuchar un disco completo.

Los karaokes son una tortura china para mí, no me divierto cuando veo cantar a la gente lanzando gallos y desafinando, mucho menos me divierte cantar o aturdir a los demás con mi espantosa voz. Entiendo que para otros puede ser muy entretenido y lo disfrutan, que sean felices en sus “boxes” con un micro y sus videos de bajo presupuesto, prefiero quedarme viendo el Show de los Sueños a participar de estas actividades “artísticas”.

La canción del verano ha sido el movido “Verano Azul”, aunque no sé quién diablos hizo eso, el ritmo es pegajoso y está obligado en todas las discotecas playeras, además de que el 50% de chicas lo ha puesto como título de sus álbumes en el facebook. Hay otra que aspira al trono de la temporada en cuanto a música, la letra es lo mejor que le encuentro “paraparapapapa parapapa… shibun” ¿alguien tiene idea de qué significa? El año pasado era tan fácil con la canción del grupo 5… o el “clavo que te clavo la sombrilla” de hace unos años.

Lo interesante es que en donde sea y como sea, la música cumple su cometido, y su cometido es hacerte sentir lo que tú quieras sentir, al final de cuentas es un tipo de arte ¿no?