Las "recetas" de la abuela

Me estoy quedando calvo, o al menos eso parece, y para que no avance esta calvicie me han recomendado múltiples cuestiones raras (lo que no entienden es que esta calvicie no avanza) pero la que más me llamó la atención fue la receta de mi profesora, ella es periodista, ella está loca, pero aún así le estoy haciendo caso. Me compré una cajita de pastillas anticonceptivas, raro llegar a la farmacia y pedir, sin receta médica, que me vendan algo para no quedar embarazado. Me dijo que le eche un “blitz” entero al shampoo que uso, qué diablos es un blitz, tuve que preguntar a mi mami qué era eso, luego triturar mis pastillitas (son extrañas en verdad) y ponerlas en el “Ammens manzanilla” (no más lágrimas). Según esto, las hormonas que contienen las anticonceptivas hacen que el cabello crezca y se fortalezca ¿por eso las mujeres se tienen que depilar entonces?

Y si alguna vez los piojos te asaltaron como a un barco pirata y te tenían por horas al sol para que salgan a morir voluntariamente con el peine Quitoso o Nopucid, seguramente escuchaste por ahí la clásica receta del kerosene, quizás la del petróleo, o sea, si esos bichitos lindos te jodían la vida picándote, podrías estar condenado a ser “bautizado” con una sustancia altamente tóxica, pero efectiva, los piojos morían en el acto y caían como muchos políticos después de los vladivideos. A la mierda tu cuero cabelludo, a la mierda el cabello en sí, a la mierda si alguna chispa saltaba… no la contabas.

Así son las “recetas de la abuela”, teníamos abuelas locas creo, pero muchos de los consejos son efectivos, claro que efectivos para el problema que atacan, ya tu roche los efectos secundarios. Existe un método “anticonceptivo” que podría ser la maravilla de adolescentes en problemas, me alucinó la simpleza del producto, la agüita de orégano, reconozco que me falta información acerca de la receta pero la he escuchado en repetidas ocasiones, las mismas en las que he preguntado cómo se hace y siempre me responden igual, solo hierves orégano con agua y te lo tomas (si quieres le echas clavo de olor) dicen las que saben, que te hace la “bajona” en una, no entiendo el principio científico del asunto, no sé cómo es que el orégano te puede causar un aborto. De lo que sí estoy seguro es que sirve para eliminar gases, te cura al toque, a menos que sea a eso a lo que le llaman “bajona”, recién ahora me siento timado.

El caramelito de limón para el soroche, ahora le tengo asco al caramelito de limón por que me remite a esa horrible sensación cuando pasas la altura de Ticlio, aunque alguna vez escuché que sí es efectivo por la glucosa y el ácido, lo cierto es que mezclado con el vómito no es tan rico. Siempre mi mami me daba eso al subir al bus, pero en esa época ya entrar al bus era sentirse mal, el olor que había es insoportable (hasta ahora existe), entrar a ese espacio cerrado poco amplio junto con mil personas que se abrigan aunque sea verano “por que al llegar puede hacer frío” y durante el viaje sudan demasiado, y las lunas del carro se empañan y gotea, y apesta más, y hacen ruidos al dormir, y babean, y el caramelito de limón no puede contra todas esas manifestaciones humanas, por lo tanto es un elemento más de aquella atmósfera nauseabunda finamente coronada por la altura. También le agarré asco a los duraznos por culpa de esos viajes.

Otra que me llamó la atención porque en esa época era una santa paloma, bien intencionado siempre con las mujeres, fue la cerveza con coca cola. Estaba yo en la mesa de un restaurante campestre moqueguano, admirando con horror un cuy abierto que mostraba sus pulmones, dientes, uñas, etc, y pensando en cómo diablos comerme eso sin llorar, cuando empezaron a llegar las cervezas, era una reunión de dos o tres familias que conversaban alegremente y se servían generosos vasos de “chela helada” la diferencia era que las mujeres bebían cerveza negra a lo que los hombres le agregaban sonrientes coca cola, ellos, machos siempre, tomaban las “rubias” sin combinarlas con nada. Ellas decidieron ir a jugar sapo, por lo tanto ellos decidieron dejar fluir sus costumbres prehistóricas, es mientras compartían grandes hazañas de conquistas a “flaquitas” que uno sale por ahí con la siguiente frase: “la cerveza negra con coca cola es quita calzón, a las mujeres las pone locas”. Lógicamente me preocupé por mi madre pero me creí el cuento totalmente, con los años comprobé que cualquier licor puede hacer maravillas, pero específicamente la pócima negra no ha sido objeto de mi investigación.

Por supuesto, no todas las cosas mencionadas son recetas de alguna abuela, es más, me podría denunciar por difamación, y estoy seguro que existen más cuestiones raras por el mundo que gustoso recibiré para morir de risa y tener semanas de reflexión pensando en sus datos. A ver si alguien me pasa la receta para escribir más rápido.